
Deslizándome por los conductos de la vida, cual punzón pinchando en los nervios mas dolorosos del ser humano, vagando entre las tinieblas de un mundo enfermo y decadente, sonriendo a la muerte sin temor al destino y con paso firme al final de algo efímero que acaba de empezar.
Atravesando los desiertos mas transitados del mundo, sordo al clamor de las voces que dicen estupideces y llenan tu cabeza de mierda.
Traspasando las avenidas de la soledad y los mares de hormigón donde reposan los sueños de los perdedores que se creen invencibles en sus celdas, atados a la cadena de la humillante civilización y enredados en la bola de sus propias pesadillas.
Triste destino, en el viaje al infinito, sin caminos, atajos o carreteras.
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