
Oscuridad, miro a un lado, miro a otro, nada, oscuridad. Camino a tientas con las manos levantadas intentando tocar algo solido que me indique el camino que he de seguir, nada, solo pasa entre mis dedos el aire viciado del lugar donde me encuentro.
Tragedia convertida en venganza, sabiendo que en vida nadie lleno tu corazón y que ahora en muerte, alguien casual derrama alguna lagrima, pero solo por que el protocolo dicta, que cuando alguien se va, ahí que llorar por su alma.
Alma errante que vaga por las tinieblas de un mundo desconocido y frió, donde el amor ya carece de sentido y gracias a ello te sientes aliviado. No existen los sentimientos, solo un helado vaho que recorre tu cuerpo.
La vida es un lastre que llevamos atados al tobillo, donde la mayoría del tiempo se sufre a cambio de unos minutos de felicidad.
Que fácil es hacer daño sin querer, que fácil es hacerlo con intenciones de destruir inconscientemente a tu enemigo, o quizás a tu amigo.
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